Ser mujer en el mundo de los negocios es asombroso, pero no siempre es fácil.
Por eso quiero compartir contigo algunos de los consejos que más me han ayudado durante mi carrera como emprendedora. Espero que los encuentres útiles y que te conviertas en la increíble mujer de negocios que ya eres.
- Toma el control de tu tiempo, o en otras palabras, prioriza. Comienza el día con 3 cosas que te gustaría dejar hechas HOY. Si no consigues terminarlas, al menos déjalas encaminadas o intenta avanzarlas lo máximo posible.
¡Todas estamos ocupadas! Empezamos el día con cientos de mails en nuestra bandeja de entrada y una lista interminable de cosas por hacer… ¿Y si retomáramos el control de nuestro precioso tiempo? Parece imposible, pero verás: no puedes hacerlo todo en un solo día. Apostaría además que no solo quieres tenerlo todo hecho, sino ¡bien hecho! Y todas sabemos que las cosas bien hechas necesitan esfuerzo, concentración y… tiempo. Y si en vez de hacer deprisa las 50 cosas que alguien ha puesto en tu lista de tareas pendientes, te hicieras esta simple pregunta: ¿Qué es lo que quiero dejar hecho hoy? ¿Qué me importa más A MÍ? ¿Qué es lo más urgente? ¿Qué es lo que marcará la diferencia? Establece 3 prioridades diarias y ve a por ellas (sí, lo sé, las mujeres inventaron el multitasking pero… ¡a veces menos es más!).
- Dedícate tiempo a ti misma. Lo ideal es que una de esas tres cosas trate sobre ti. Que sea algo personal (tu momento de desconexión haciendo running, tus 5 minutos de relax tomándote un cappuccino, recoger a tus hijos del colegio y llevarlos a dar una vuelta, llamar a un amigo/a y ponerte al día o regalarte una sesión de compras… No importa lo que sea, pero haz tiempo para ello. Si te sientes culpable, trata de verlo de esta manera: tú eres el motor detrás de tu éxito. Todo motor necesita mantenimiento y gasolina para funcionar. No podrás ser de gran ayuda para nadie si no tienes la energía y fuerza necesaria. Así que cuida de ti misma y asegúrate de que estás en plena forma para poder con todo.
- No dejes que tus miedos se interpongan en tu camino. A veces somos nuestro peor enemigo; ya sea por vergüenza, miedo, no darnos el suficiente crédito, las peores batallas las libramos contra nosotras mismas. Conseguir esta victoria tiene mucho mérito. Pregúntate: ¿qué te está frenando? Habla con tus amigos, familia o gente cercana sobre tus miedos o preocupaciones… No limites tus sueños a un “podría u ojalá” por miedo a fracasar. Para empezar, ¿estás segura que esos miedos son reales? ¿Están basados en hechos o solo son fruto de tu imaginación? Lo que quiero que te plantees es si de verdad vale la pena preocuparse por esas cosas. A veces vemos límites donde no los hay y como se suele decir, “ser valiente no consiste en no tener miedo. Ser valiente consiste en tener miedo y aun así ser capaz de enfrentarlo”.
- No tengas miedo a pedir ayuda. Muchas veces no pedimos ayuda porque queremos ser súper-héroes y hacer las cosas a nuestra manera. Admirable, con la excepción de que a veces hablar con gente que tiene experiencia y conocimientos te ayuda a que encontrar antes “tu manera” de hacer las cosas. En cualquier caso, pedir ayuda no demuestra debilidad, sino fortaleza.
- Celebra tus victorias, incluso las pequeñas. Tanto si eres una emprendedora y gestionas tu propia empresa, como si quieres dar una atención al cliente excepcional, sabes que a veces las opiniones pueden llegar a ser crueles, y por alguna razón inexplicable, parece que preferimos compartir las malas experiencias con una marca o servicio, antes que las cosas positivas.
Resulta realmente excepcional que un cliente comparta algo positivo sobre un servicio. Damos por hecho que un servicio siempre debe ser bueno y transparente, y por ese motivo nos cuesta felicitarlo. Pero somos humanos, todos necesitamos a veces que nos feliciten y nos animen a seguir. En vez de recordarte constantemente tus errores, es importante que recuerdes aquellas cosas en las que has triunfado y utilices esos momentos como estímulo para la siguiente aventura. ¡La vida es demasiado corta para ser tan exigentes con nosotros mismos! Así que ¿por qué no te tomas tu tiempo para celebrar las pequeñas victorias? No las ignores y te enfoques en el siguiente logro. Párate a pensar “¡Lo he hecho muy bien! ¿qué puedo aprender de esto? ¿cómo puedo hacer que este éxito se repita?” ¡Y disfruta del momento! 🙂
Polina